Serie agricultura ecológica y soberanía alimentaria en Puerto Rico
Por Nelson Alvarez Febles
Publicado en 80grados.net, agosto de 2011 a abril de 2012






Agricultura ecológica y cambio de paradigmas / Parte 1
Agosto/2011
Uno de los principales argumentos que se esgrimen contra las propuestas de la agricultura ecológica es que, más allá de que sea algo deseable, es utópico pues no es posible desarrollarla a gran escala para alimentar a la creciente población mundial. Aunque existen innumerables experiencias y estudios que demuestran lo contrario, en esa crítica subyace uno de los problemas más grandes para lograr los cambios necesarios en política pública para pasar a un modelo sustentable de producción y distribución de alimentos: la agricultura ecológica, o su vertiente más académica, la agroecología, exige otra manera de pensar la realidad. Frente al paradigma reduccionista dominante preferimos hablar de un paradigma de la multiplicidad, matrices complejas multidimensionales que integran múltiples variables. Incluye tabla: Homogeneización frente a multiplicidad de funciones en la finca.

La soberanía alimentaria: historia y desafíos / Parte 2

http://www.80grados.net/la-soberania-alimentaria-historia-y-desafios/

Septiembre 2011


En el 1996, durante una reunión sobre recursos vegetales para la agricultura de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (la FAO), en Leipzig, Alemania, la Vía Campesina -que en la actualidad agrupa a más de 150 organizaciones en 70 países que representan a 200 millones de campesinos y campesinas, pueblos indígenas, pescadores artesanales y otras comunidades locales- lanzó el nuevo concepto de la Soberanía Alimentaria, el cual incluye entre sus premisas que la alimentación es un derecho humano básico: el derecho de los pueblos a alimentos sanos y culturalmente adecuados, producidos mediante métodos sostenibles. Todos los pueblos y estados tienen el derecho a definir sus propias políticas agrícolas y alimentarias, se debe dar  prioridad a la producción y consumo local de alimentos y a cada país el derecho de proteger a sus productores locales de las importaciones baratas y controlar la producción; se debe garantizar el bienestar  y la permanencia de la población rural, favoreciendo una agricultura con agricultores. En el caso de Puerto Rico, para poder ejercer una soberanía alimentaria que posibilite la producción ecológica de una cantidad significativa de alimentos para nuestra población, sería necesario desarrollar la soberanía sobre varios aspectos de nuestra realidad política, algunos de los cuales son presentados en el artículo. Incluye el enlace a un video de la Via Campesina sobre la soberanía alimentaria, y una tabla sobre actores sociales y el aumento en Puerto Rico de la preocupación con la seguridad alimentaria.

Por los caminos del arroz / Parte 3

Octubre 2011

Por los caminos del arroz es un relato escrito a partir de una visita a un proyecto de recuperación campesina de biodiversidad de arroz en una zona al sur de la isla de Java, Indonesia, durante la participación del autor en una reunión de las Naciones Unidas del Convenio de Diversidad Biológica. “La primera vez que nos encontramos me resultó obvio que no encajaba en aquel mundo de lujo hotel Hilton y desenfadada burocracia ambientalista a lo United Nations. Más bien bajo, de músculos elásticos fuertes, piel morena, ojos oscuros ligeramente almendrados y pelo negro lacio, Andya podía ser uno más de la multitud de indonesios…”


Noviembre 2011

Acompañamos a los estudiosos que sostienen que nuestros jíbaros, campesinos de las zonas montañosas, fueron los descendientes de los taínos que huyeron a las guácaras –cuevas del interior– en un lento mestizaje con descendientes de españoles y, en menor medida, negros cimarrones. Somos de la teoría de que una parte importante de la tecnología agrícola practicada por nuestros jíbaros hasta entrado el siglo XX fue en realidad adaptada de los sistemas indígenas, con modificaciones a partir de influencias españolas.  Los jíbaros son nuestros campesinos puertorriqueños, desterritorializados y convertidos en reliquia en el imaginario social. Se calcula que para finales de la década del 1930 más del 90 por ciento de la Isla estaba dedicado a algún tipo de actividad agrícola. Además de la producción para la exportación de azúcar, café, algodón y tabaco, en el año 1938 el 65 por ciento de los alimentos consumidos en Puerto Rico fueron producidos localmente, para una población de cerca de dos millones. Es inaceptable que hayamos desterrado del imaginario social puertorriqueño el conocimiento, la tecnología y la biodiversidad agrícola que nos nutrió y sustentó hasta mediados del siglo XX, sobre todo si queremos establecer una agricultura moderna en Puerto Rico que sea ecológica y que aporte a la seguridad alimentaria camino de la soberanía alimentaria.


La biodiversidad agrícola: importancia, pérdida y sustentabilidad / Parte 5

http://www.80grados.net/la-biodiversidad-agricola-importancia-perdida-y-sustentabilidad/

Diciembre 2011

 

Nuestro sustento está basado en la diversidad biológica que, junto con nosotros, los humanos, conforma la vida de este planeta. Son los alimentos que comemos: cultivos, frutas, animales, peces, raíces y cortezas; las plantas medicinales que nos curan; los árboles y tantas otras plantas que nos aportan materiales para vestirnos, cobijarnos y cantidad de otros servicios; y los incontables microorganismos en la base de todas las cadenas de vida. Más allá de lo que podemos imaginar desde nuestra cómoda y distorsionada realidad urbana, en la actualidad el 60% de la humanidad cultiva y recolecta para el autoconsumo o compra en los mercados locales la mayoría de sus alimentos; mientras hasta un 80% integra el uso de plantas medicinales para el cuidado de su salud.  Sin embargo, nos enfrentamos a enormes presiones que pretenden imponer la uniformidad en vez de la diversidad, uniformidad tanto biológica como cultural.  En la actualidad el pensamiento y las estructuras jerárquicas y excluyentes predominan en las relaciones económicas y políticas que los países dominantes imponen a través de una globalización homogenizadora que aumenta la desigualdad, la pobreza y la devastación de los recursos naturales. Sin embargo, una agricultura basada en la biodiversidad puede ser más rentable cuando se evalúan los costos sociales de la agricultura convencional en su totalidad.  Es una agricultura altamente sofisticada que requiere un alto grado de conocimiento especializado, mientras la variedad genética ofrece una mayor estabilidad agronómica y económica al productor local. Incluye el enlace a un hermoso video sobre la polinización de las plantas y la amenaza que representa la rápida desaparición de insectos y otros animales que la llevan a cabo.

 

 

La agricultura ecológica puede producir alimentos para Puerto Rico / Parte 6

http://www.80grados.net/la-agricultura-ecologica-puede-producir-alimentos-para-puerto-rico/

Enero 2012

 

Proponemos una agricultura ecológica de bajos insumos y una dieta puertorriqueña que incluya frutas y vegetales, cereales como arroz y maíz, farináceos, así como el uso moderado de alimentos de origen animal, especialmente huevos y lácteos. Si se utilizan técnicas de agricultura ecológica que produzcan en forma sustentable a la vez que protejan, recuperen y conserven las tierras para el futuro, como hipótesis de trabajo, proponemos que bajo las condiciones descritas, y al promediar los distintos usos agrícolas de la tierra, cada cuerda podría proveer alimentos para cuatro personas. Por lo tanto, para producir la mitad de los alimentos de calidad y en forma sustentable para toda la población, cuatro millones de personas, necesitaríamos medio millón de cuerdas de terrenos agrícolas. En Puerto Rico hay cerca de 900,000 cuerdas agrícolas disponibles (de un total de 2,270,000), entre suelos óptimos e  inclinados, y unas 300,000 cuerdas adicionales para manejo agroforestal. El medio millón de cuerdas necesario para suplir la mitad de las necesidades podría dividirse entre los suelos óptimos y los inclinados/ondulantes de mejor calidad.



La finca agroecológica familiar como modelo productivo / Parte 7

http://www.80grados.net/la-finca-agroecologica-familiar-como-modelo-productivo/       

Febrero 2012


La evidencia demuestra que las fincas ecológicas, diversificadas e integradas, son netamente más productivas que los monocultivos a gran escala. Las fincas ecológicas familiares, especialmente en zonas tropicales y sub-tropicales, generan una gran variedad de productos, servicios e ingresos para las familias agrícolas. Éstas también reducen el gasto de insumos externos y de mano de obra al promover los ciclos internos y sinergias en el sistema agroecológico, al tiempo que potencian el manejo del  agua, y de materia orgánica, de la energía y de la biodiversidad. Se trata de fincas diversificadas, pues se trabaja sobre varios tipos de aspectos productivos, como hortalizas, frutales y animales; además, son fincas integradas, donde los distintos aspectos productivos se complementan; y usualmente son empresas  pequeñas, constituidas alrededor de un grupo familiar o de afinidad. Para evaluar la producción y la productividad de las fincas ecológicas familiares es necesario pensar la agricultura desde otro paradigma, distinto al de la agricultura industrial donde lo único que se computa como ganancia es el ingreso en dinero por la venta de uno o dos componentes agrícolas. La agricultura ecológica puede aportar a Puerto Rico en lo ecológico, económico y social.

 


Agroecología, hermana académica de la agricultura ecológica / Parte 8

http://www.80grados.net/la-agroecologia-hermana-academica-de-la-agricultura-ecologica/

Marzo 2012

 

La agroecología reivindica la unidad entre las distintas ciencias naturales entre sí y con las ciencias sociales, para comprender y potenciar las interacciones existentes entre procesos agronómicos, económicos y sociales. Según el Dr. Miguel Altieri, uno de sus más importantes teóricos y promotores, la agroecología podría definirse como el enfoque teórico y metodológico que, utilizando varias disciplinas científicas, pretende estudiar la actividad agraria desde una perspectiva ecológica, entendida dicha actividad en su sentido amplio, donde los ciclos minerales, las transformaciones de la energía, los procesos biológicos y las relaciones socioeconómicas son investigados y analizados como un todo. Incluye una sección sobre propuestas temáticas para la investigación participativa en Puerto Rico, y una tabla sobre comparación de paradigmas entre la investigación académica y la participativa.

 



Nelson Alvarez Febles
alvareznelson@hotmail.com
Ecoser-desarrollointegral.blogspot.com




La agroecología, hermana académica de
                              la agricultura ecológica

Por Nelson Alvarez Febles

Serie agricultura ecológica y soberanía alimentaria en Puerto Rico/Parte 8
Publicado en la revista digital 80grados.net



“La agroecología es inclusividad, participación ciudadana y justicia social, es cultura, es conocimiento holístico y manejo integrado, es mayor soberanía y autonomía alimentaria, es calidad de vida, salud y dignidad humana, es sostenibilidad ambiental, económica, productiva y social – todas cosas que hemos progresivamente perdido en Puerto Rico.”  Salvador Coleman Tío[1]

Nos gusta llamar a la agroecología la hermana académica de la agricultura ecológica. En este artículo veremos primero algo de historia y algunas premisas de la agroecología. En la segunda parte se describe la investigación participativa como uno de las estrategias que se deben integrar en el desarrollo de una agricultura sostenible futura, y se apuntan algunas áreas de posible investigación. Para terminar, se enumeran algunos aspectos ecológicos, económicos y sociales que consideramos que deben ser parte de la agenda agroecológica en nuestro país.

Antes de pasar a la agroecología propiamente, incluimos una definición nuestra de la agricultura ecológica para tenerla como marco de referencia:

“En lo conceptual, se trata de una agricultura económicamente viable, ecológicamente sensitiva y socialmente justa. En lo técnico, es una agricultura integrada y diversificada, que favorece la variedad de rubros productivos, la utilización de materia orgánica para mejorar los suelos y nutrir los cultivos, el uso de controles no tóxicos para el control de plagas y enfermedades, controles mecánicos y orgánicos de la vegetación no deseada, el aprovechamiento y reciclaje de los recursos internos de la finca y de la vecindad, y fomenta la biodiversidad y la regeneración del ecosistema local.”

Algunas premisas de la agroecología[2]

La agroecología reivindica la unidad entre las distintas ciencias naturales entre sí y con las ciencias sociales, para comprender y potenciar las interacciones existentes entre procesos agronómicos, económicos y sociales. Dicho de otra manera, se reivindica la unidad e interacción que existe entre el medio natural, la planta, el animal y el ser humano. Según el Dr. Miguel Altieri, uno de sus más importantes teóricos y promotores, la agroecología podría definirse como el enfoque teórico y metodológico que, utilizando varias disciplinas científicas, pretende estudiar la actividad agraria desde una perspectiva ecológica, entendida dicha actividad en su sentido amplio, donde los ciclos minerales, las transformaciones de la energía, los procesos biológicos y las relaciones socioeconómicas son investigados y analizados como un todo.[3] 

La agroecología tiene una dimensión integral en la que lo social ocupa un papel muy relevante ya que las relaciones establecidas entre los seres humanos y las instituciones que las regulan constituyen la pieza clave de los sistemas agrarios, que son ecosistemas fuertemente humanizados. Por lo tanto, el análisis de los agroecosistemas desde esa perspectiva antropogénica hace inevitable que el investigador se comprometa con la realidad que estudia, lo cual por lo general lleva a un compromiso ético con la solución de los problemas ambientales y sociales.  Para la agroecología el agro-ecosistema es la unidad sobre la cual se trabaja. Toda agricultura implica una intervención humana sobre el medio natural y el agroecosistema vendría a ser la unidad básica del espacio agrícola humanizado que manifiesta una composición y funcionamiento propios. Desde esta perspectiva, la estructura interna de los agroecosistemas resulta ser una construcción social, producto de la coevolución de los seres humanos con la naturaleza.

La agroecología surgió a finales de los años setenta como respuesta a las primeras manifestaciones de la crisis ecológica en el campo. La (re)valoración del conocimiento agrícola tradicional de la humanidad  y del conocimiento indígena y campesino, marginados por la agricultura industrializada, llevó a reconocer muchas experiencias útiles para hacer frente a los retos del presente y a un enfoque más integral de los procesos agrarios. Los movimientos ambientalistas influyeron en la agroecología, aportando una perspectiva crítica hacia la racionalidad científico-técnica, especialmente hacia la agronomía convencional. El desarrollo del pensamiento ecologista y la nueva ética ambiental que surgió en su seno proporcionaron los fundamentos éticos y filosóficos a la agroecología como una herramienta para analizar y organizar un futuro agrícola más sustentable.

Agenda para la investigación participativa[4]

Casi toda la investigación que se lleva a cabo en las universidades y laboratorios parte de un paradigma reduccionista, jerárquico y excluyente, según el cual el científico es que sabe, el que puede y el que contrala los temas, los modelos, el desarrollo y las conclusiones. Ese modelo frecuentemente da lugar a que las investigaciones estén bajo control de intereses que no tienen a las comunidades como su principal beneficiario, como las agendas de los gobiernos y las estrategias de las corporaciones. Sin embargo, existe desde hace décadas otra aproximación, la investigación participativa.  En base a un paradigma de paridad y complementariedad, los técnicos y las comunidades agrícolas trabajan en la investigación agrícola en situación de igualdad y respeto mutuo, desde el diagnóstico, el desarrollo de las metodologías, los estudios de campo, hasta la implementación de las innovaciones a nivel de la finca y la evaluación de las experiencias.
Existen múltiples propuestas para la investigación participativa. Algunas plantean modestas concesiones en la ejecución de sus estudios por parte de los investigadores técnicos y académicos ante las poblaciones objeto. Otras incluyen a los supuestos beneficiarios de las investigaciones en la formulación de objetivos y el desarrollo de estrategias para la implementación de nuevas propuestas, pero los técnicos mantienen el control. Mientras tanto, una genuina investigación participativa propone que los técnicos y las comunidades agrícolas trabajan en situación de igualdad y respeto mutuo desde el diagnóstico, el desarrollo de las metodologías, los estudios de campo, hasta la implementación de las innovaciones a nivel de la finca y la evaluación de las experiencias.

En relaciones de paridad entre los técnicos y los agricultores el conocimiento, sea científico, comunitario, empírico o hereditario, es valorado en términos igualitarios. En la tabla que sigue vemos algunos ejemplos de cómo el cambio de paradigmas frente a los modelos impacta sobre algunas de las variables en los procesos investigativos.

Comparación de paradigmas entre la investigación académica y la participativa

La investigación en manos de los técnicos
La investigación desde los agricultores y comunidades
Meta
Hacer los proyectos más eficientes
Metas múltiples: económicas, ecológicas y sociales
Objetivo
Definición externa de los grupos designados como objeto de los proyectos de desarrollo
Múltiples articulaciones con diversos actores; coaliciones amplias y alianzas para el cambio social
Métodos principales para el análisis y la planificación
Armar registros, cuestionarios, relevar data, valoración del beneficiario, análisis de costo beneficio
Acción y aprendizaje participativo y metodologías participativas complementarias, democracia deliberativa, defensa, construcción de coaliciones, acción directa
Roles dominantes y relaciones
El tecnócrata iluminado y paternalismo benevolente
Paridad social genuina y complementariedad en el ejercicio del poder
Condicionamientos
externos
El contexto más amplio es ignorado, no se cuestionan temas como los derechos de propiedad, tenencia de la tierra, relaciones sociales, adopción de decisiones, estructuras y procesos
Explícitamente preocupados por el cambio del contexto más amplio de la vida de la gente: metas sociales y ecológicas, diversidad de opciones, muchos futuros posibles
Metas de desarrollo
Mejoramiento de productos y servicios
Minimizar la necesidad para la intervención externa, autonomía
Diversidad (social y ecológica)
Baja
Alta
Adaptado de: Michel P. Pimbert (2003).[5]

Tomando en cuenta las características descritas, a continuación sugerimos algunas puntas para la investigación participativa agroecológica en Puerto Rico que podrían aportar a aumentar la producción alimentara haciendo un uso sostenible de los recursos naturales y humanos, y además ayudar a la recuperación de agroecosistemas deteriorados:

1. ¿Cómo sumar biodiversidad productiva a la finca? En Puerto Rico urge enfocar en los agroecosistemas de montaña, por la capacidad que tienen de diversificación e intensificación productiva.

·  Estudiar diversos componentes de producción y la (inter)relación entre ellos: hortalizas, tubérculos, forestales, animales, apicultura, cultivos de alta rentabilidad (cash crops): café, flores, frutas exóticas, maderas nobles, plantas medicinales.

2. Estabilización ecológica y productiva de la finca orgánica.

·  Control de erosión del suelo.
·  Manejo de los ciclos del agua.
·  Manejo de la fertilidad de los agroecosistemas a través de la materia orgánica, rotaciones y asociaciones de cultivos.
·  Establecimiento de componentes permanentes y semi-permanentes en la finca; estudio de sistemas tradicionales e integración de estrategias de permacultura.
·  Reducción/estabilización de las plagas y enfermedades en el agroecosistema.
·  Diversidad de productos en el espacio y el tiempo.

3. El uso de leguminosas y otras plantas como coberturas y acompañamiento en las rotaciones de cultivos para añadir resiliencia al agroecosistema.

·  El uso de leguminosas rastreras (habichuelas aladas, aterciopeladas, etc.) en acompañamiento de cultivos y descanso de los suelos.
·  Multiplicidad de funciones en las coberturas: manejo de humedad, materia orgánica, control de vegetación no deseada, biodiversidad, polinización, protección del suelo.
·  ‘Manojos’ (bundles) de cultivos como coberturas en las rotaciones para que cumplan varias funciones: soltar el suelo y sub-suelo, añadir nutrientes, control de vegetación, proveer biomasa, funciones alopáticas, etc.

4. Complementos para el sustento de la familia agrícola en la finca agroecológica.

·  La finca orgánica y el mercadeo directo alternativo; con apoyo comunitario (CSA).
·  El ecoturismo participativo.
·  La finca ecológica como espacio educativo.
·  La micro-industrialización para añadir valor en la finca: mermeladas, bebidas, pastelería, dulces, artesanías, comidas, ensaladas, entre otros.
·  Producción y venta de productos y servicios para la agricultura: abonos orgánicos, semillas, plantines, arado con bueyes, transporte de mercancías, etc.

5. El agricultor y la agricultora ecológicos como custodios de la biodiversidad agrícola.

·  Criterios para seleccionar variedades en la finca orgánica.
·  Los agricultores como mejoradores de cultivos.
·  Sistemas comunitarios para conservar, reproducir y distribuir semillas orgánicas.
·  Recuperación de variedades nativas adaptadas a los agroecosistemas puertorriqueños.
·  Re-introducción cultural de cultivos y variedades tradicionales en la alimentación y el mercado.

Posibles aportes de la agroecología al futuro de Puerto Rico

Para completar el acercamiento a la agroecología como ciencia humanizada y participativa, se incluyen a continuación algunas propuestas para estudio e implementación  de cómo la agricultura ecológica puede aportar a un futuro de sostenibilidad productiva y equidad.

En lo ecológico, mediante la protección y recuperación de nuestros suelos, fuentes de aguas, bosques, montes lagos, costas, manglares y humedales; la conservación de ecosistemas sensibles; la reducción de la contaminación química y la conservación y aumento de la biodiversidad productiva; y la recuperación de agroecosistemas degradados.

En lo económico, se fomenta la creación de empleos de calidad, especialmente para jóvenes; la autogestión familiar y comunitaria; la diversificación de la matriz productiva en Puerto Rico; y el aumento del auto-abastecimiento alimenticio en la Isla mediante la soberanía alimentaria.

Finalmente, en lo social se adelanta la revitalización productiva y social de nuestras zonas rurales, especialmente en el interior del país;  el rescate del mundo rural, con su bagaje de conocimiento tradicional –reconocido hoy como esencial al manejo intergeneracional de los recursos naturales; y el rescate de la dignidad de la “cultura del agro”.


[1] Salvador Coleman Tío estudia una Maestría en agroecología y sustentabilidad en la Universidad Internacional de Andalucía, España. El texto citado forma parte de un trabajo inédito presentado en uno de los cursos, “Reflexión sobre importancia del proceso de vincular los aspectos ecológicos y socioculturales de la biodiversidad para transformar el sistema agroalimentario en Puerto Rico,” (marzo 2011). Email: salvadorcoleman@gmail.com
[2] La siguiente sección ha sido adaptada de “Orígenes históricos de la agroecología,” por Manuel González de Molina,   http://es.scribd.com/doc/17016972/Curso-I-Lectura-2-Origenes-Historicos
[3] Ver Miguel A. Altieri y otros. (1999) “Bases científicas para una agricultura sustentable.” Editorial Nordan, Montevideo. El libro completo, de 340 págs, está disponible en formato digital: http://www.agroeco.org/socla/pdfs/Agroecologia.pdf
[4] La siguiente sección se nutre de un trabajo del autor presentado al Tercer Simposio de Agroecología/SOCLA, Universidad de Puerto Rico en Utuado, marzo de 2010: “Soberanía alimentaria, agricultura ecológica e investigación participativa,
[5] Michel P. Pimbert. (2003) “Participación en el manejo de la biodiversidad.” Revista Biodiversidad: sustento y cultura, núm 36, págs. 1-7, abril.



La finca agroecológica familiar como
               modelo productivo para Puerto Rico

Por Nelson Alvarez Febles

Serie agricultura ecológica y soberanía alimentaria en Puerto Rico/Parte 7
Publicado en la revista digital 80grados.net


La evidencia demuestra que las fincas ecológicas, diversificadas e integradas, son netamente más productivas que los monocultivos a gran escala. En otras ocasiones hemos señalado los trabajos del británico Jules Pretty,[1] a continuación citamos de un informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación de la Organización de las Naciones Unidas:

“Si queremos alimentar a 9 billones de personas en el 2050, necesitamos urgentemente adoptar las tecnologías agrícolas más eficientes disponibles…Las técnicas y beneficios de la agroecología ya están bien establecidas, ahora toca empujar a los gobiernos para que cambien sus políticas y apoyen la transformación de la producción alimentaria.”[2]

Las fincas ecológicas familiares, especialmente en zonas tropicales y sub-tropicales, generan una gran variedad de productos, servicios e ingresos para las familias agrícolas. También reducen el gasto en insumos externos y mano de obra, al promover los ciclos internos y sinergias en el sistema agroecológico, potenciando el manejo del  agua, materia orgánica, energía y biodiversidad.

Existen varios conceptos para describir el tipo de emprendimiento agrícola que proponemos. Primero, son fincas diversificadas, lo que quiere decir que se trabaja sobre varios tipos de aspectos productivos, como hortalizas, frutales y animales. Segundo, son fincas integradas, donde los distintos aspectos productivos se complementan: por ejemplo, el excedente de vegetales y pastos se usa para alimentar a las gallinas, que a su vez producen huevos para el mercado y estiércol orgánico de buena calidad, para sembrar hortalizas. En tercer lugar son empresas  pequeñas, usualmente constituida alrededor de un grupo familiar o de afinidad, con la ventaja de que por lo general hay un proyecto bien definido, con continuidad, y son los miembros de ese núcleo los que aportan la mano de obra cualitativamente importante, independientemente de que se contrate personal para completar las necesidades laborales.

Una de las caracterizaciones del modelo que estamos describiendo es la Agricultura Sustentable de Bajos Insumos Externos[3]  (LEISA según sigla en inglés), y está en la base tanto de sistemas campesinos tradicionales como en fincas agroecológicas[4] contemporáneas. Sus principales características son:

  • ·         Condiciones favorables para el crecimiento de las plantas, principalmente a través del manejo de  la materia orgánica y la vida del suelo.
  • ·         Optimizar el equilibrio y disponibilidad de nutrientes, a través  del manejo de nutrientes en los ciclos internos y externos al sistema agrícola.
  • ·         Minimizar las pérdidas en el sistema ocasionadas por el sol, el viento y el agua, mediante el manejo del microclima, el agua y la erosión.
  • ·         Minimizar las pérdidas en cultivos y animales provocadas por plagas y enfermedades mediante técnicas preventivas y tratamientos apropiados.
  • ·         Explotar la complementariedad y sinergia en la utilización de la biodiversidad agrícola, a través de sistemas agrícolas integrados con un alto grado de diversidad funcional.


En Puerto Rico tradicionalmente las fincas familiares han sido diversificas e integradas. Además de los productos y servicios que benefician directamente a los miembros del núcleo productivo, dependiendo del área, características de la finca, capital y mano de obra disponible, mercados, la finca pequeña y mediana acostumbra incluir uno o más componentes  para generar ingresos en dinero (los llamados cash crops). Algunos de los más comunes son café, plátano, frutales, animales y sus derivados (pollos, huevos, cerdos, leche), plantas ornamentales, madera, recao (culantro) y otras especias. En la actualidad esas entradas en la finca ecológica familiar se complementan con agroecoturismo, talleres educativos y venta de productos con valor añadido en la finca, como mermeladas, dulces  y artesanías. También se ofrecen  servicios a otros agricultores y consultorías sobre temas relacionados a la agricultura ecológica (ver más adelante).

Fincas ecológicas para producir alimentos en Puerto Rico

El modelo de fincas familiares agroecológicas debería ser la base de una estrategia para lograr el aumento neto y de calidad en la producción de alimentos para el mercado interno de Puerto Rico. Puede producir una gran diversidad de alimentos de calidad en cantidades competitivas, mientras permitiría hacer agricultura conservando la base de recursos naturales (agua, suelo, biodiversidad).  En algunos casos la agricultura ecológica ayudaría a restaurar áreas degradadas, como en laderas de montañas erosionadas. Este tipo de agricultura puede tener impactos positivos para resolver muchos de los problemas ecológicos, económicos y sociales en el Puerto Rico actual.

En otras ocasiones hemos argumentado que a través de la agricultura ecológica se podría producir la mitad de los alimentos para la población de Puerto Rico, utilizando medio millón de las 2,300,000 cuerdas de área de que dispone el archipiélago puertorriqueño. Sostenemos que, en promedio, cada cuerda de terreno podría producir los alimentos para cuatro personas (o la mitad para ocho), en base a una dieta que incluya frutas y verduras, viandas, uso moderado de alimentos de origen animal, y cereales como arroz y maíz.
En nuestra opinión el tamaño promedio de las fincas ecológicas de agricultura familiar, viables como unidades productivas, puede ser de 25 cuerdas. Este número parte tanto de la experiencia histórica (ver la tabla abajo) como la personal en el manejo de fincas integradas y diversificadas, y  se ofrece aquí como propuesta de trabajo en progreso. Existen fincas orgánicas comercialmente exitosas de producción intensiva de vegetales de dos cuerdas, mientras que en producción de café o leche probablemente las fincas más grandes tengan mayor viabilidad.

Área en producción agrícola y tamaño de fincas en Puerto Rico de 1935 a 2007
AÑO
CUERDAS AGRÍCOLAS
NÚMERO DE FINCAS
PROMEDIO CUERDAS/FINCAS
% ÁREA TOTAL DE
PUERTO RICO
1935
1,913,047
52,790
36.2
84
1998
865,478
19,951
43.4
38
2002
690,687
17,659
39.1
30
2007
557,530
15,745
35.4
24
Datos del Depto. Agricultura PR 2008, The Census of Agriculture USDA 2007, otros.

Sorprende al ver los datos anteriores el enorme cambio que sufrió Puerto Rico en los usos de terrenos, de un 84% agrícola 1935 a 24% en 2007, y ha seguido bajando. Además, usos agrícolas en el 2007 no quiere necesariamente decir producción de alimentos, pues incluye ornamentales, crianza de caballos, producción de semillas transgénicas, entre otros rubros. En lo que se constata cierta estabilidad a través de los años es en el tamaño promedio de cerca de 40 cuerdas para las fincas. Los promedios incluidos incluyen todo tipo de fincas, como las ganaderas, que usualmente son de mayor tamaño que las de vegetales.

Aunque a través de la intensificación agroecológica y el desarrollo futuro de nuevas estrategias productivas sustentables se podría en el futuro aumentar el rendimiento agroecosistémico,[5] no es necesario pensar (por lo menos en las condiciones geopolíticas actuales) en producir todos los alimentos que el país necesita. [6]  En un país de economía abierta se continuaría el intercambio de alimentos. Mediante la importación podrían adquirirse aquellos componentes que son ya parte de la dieta puertorriqueña y no es viable y/o rentable su producción en nuestro clima sub-tropical: aceitunas, algunos aceites, cereales como trigo y cebada, frutas exóticas, entre otros. La exportación sería el vehículo para vender productos de alto valor en el mercado internacional, como el café gourmet y frutas tropicales orgánicas frescas y procesadas.

Las fincas ecológicas tienen potencialmente mayor rentabilidad sistémica

Para evaluar la producción y productividad de las fincas ecológicas familiares es necesario pensar la agricultura desde otro paradigma, distinto al de la agricultura industrial donde lo único que se computa como ganancia es el ingreso en dinero por la venta de uno o dos componentes agrícola. Por ejemplo, mientras en la agricultura tradicional el arroz es parte de un sistema que incluye otros cultivos asociados (en Puerto Rico se sembraba con maíz, habichuelas, ajonjolí, etc.) y sub-productos (materia orgánica) que forman parte del sustento de la familia agrícola, en la agricultura industrial lo único que se valora es el grano, y todo lo demás se destruye.

En el núcleo productivo ecológico se valora la gran diversidad de aportes que se consiguen tanto de las siembras como de los otros componentes de la finca: charcas y quebradas, bosques y setos, plantas medicinales, animales domésticos y silvestres. Además de estas cosechas, la finca ecológica familiar recibe otros beneficios tanto en lo económico como en la reducción de gastos y aumento del bienestar de sus miembros.

Ejemplos de aumentos directos de rentabilidad en las fincas ecológicas familiares:

·         Producción y recolección para autosustento familiar: la finca provee cantidad y calidad de alimentos y otros productos, como  vegetales, frutas, madera, medicinales, huevos, leche, carne, pescado.
·         El trueque de productos e intercambio mano de obra es una característica tradicional de la agricultura familiar, y en Puerto Rico fue un componente importante en lo económico y en lo social.
·         Debido a las característica inherentes a la agriculturae ecológica familiar, la disminución de insumos externos es un ahorro importante en las gastos de explotación, al eliminar o reducir el gasto en abonos químicos, plaguicidas, semillas híbridas, mecanización pesada
·         Los y las agricultores ecológicos pueden complementar sus ingresos con la venta de insumos y servicios a otros agricultores, tales como: compost, estiércol, semillas, plantines, arado con bueyes, uso de maquinaria pequeña, asesorías, certificación.
·         A través del mundo los agricultores ecológicos familiares complementan sus ingresos con ecoturismo, talleres y otras actividades educativos.
·         Al vivir en la finca los agricultores pueden añadir valor en la finca elaborando productos derivados de su producción agrícola: mermeladas, aceites y cremas en base a plantas medicinales, especias secas, artesanías.

Aportes indirectos que deberían ser compensados por el conjunto de la sociedad

Adicionalmente, cuando se evalúa lo que las fincas ecológicas aportan al conjunto de la sociedad en la cual se insertan, surgen otras contribuciones que deberían ser contempladas y eventualmente compensadas.

·         Conservación y mejora de los suelos: El manejo ecológico de los suelos reduce la erosión, aumenta la materia orgánica y por lo tanto la vida y la fertilidad edáfica,  evita la destrucción de ecosistemas sensibles y la sedimentación en cuerpos de agua y costas.
·         Protección frente al cambio climático: A través de la vida en el suelo, las coberturas en los cultivos y la integración de la biodiversidad se secuestra carbono, mientas la reducción en el uso de combustibles fósiles –tanto en la producción como en el transporte de mercancías- reduce las emisiones a la atmosfera de gases que provocan el efecto invernadero.[7]
·         Uso intensivo de la biodiversidad: Los policultivos ofrecen estabilidad ecosistémica, aumentan la productividad, fomentan el uso de variedades nativas de cultivos, plantas y árboles, aumentan la polinización y apoyan el control de plagas orgánico; a través de una mayor diversificación se logra estabilidad productiva agroecosistémica.
·         Manejo ecológico del agua: Protección de las fuentes y de los cuerpos de agua, recarga de los acuíferos, mejora de la calidad.
·         Reducción de la contaminación ambiental: Se reduce la contaminación del suelo, del agua y del aire, así como de viviendas y estructuras de trabajo.
·         Mejor alimentación y salud: Hay estudios que demuestran que los alimentos de producción orgánica contienen mayor calidad y diversidad de nutrientes.[8] La evidencia sobre el impacto negativo a la salud del uso de plaguicidas es abrumadora.[9]
·         Rescate de la cultura del agro: El rápido proceso que se dio en Puerto Rico de abandono del campo, acompañado por estrategias para denigrar a los campesinos ignorantes y el trabajo agrícola como algo atrasado, es una de las grandes dificultades para conseguir que la gente joven quiera asumir la agricultura como una opción laboral y comercial viable y digna. La práctica de la agricultura ecológica ayuda a promover en la sociedad valores ecológicos, a restaurar la cultura rural como algo positivo y a la recuperación generación de conocimientos agroecológicos.[10]
·         Revitalización de zonas rurales: En Puerto Rico es necesario recuperar las zonas rurales para la producción agrícola y la creación de empleos directos e indirectos; así como para recuperar, por un lado, la capacidad de producir alimentos, y, por otro, dar nueva vida a los pueblos del interior de la Isla.

Existen varias maneras en que el agricultor ecológico puede ser compensado a través del estado/gobierno por los aportes a favor de la ecología y la sociedad,[11] mediante reducciones en los impuestos,  incentivos por la creación de empleos y empresas rurales, o créditos y subsidios por menos contaminación e impacto perjudicial sobre el medio natural. En algunos lugares se experimenta con cobrarle un impuesto o tasa al que contamina con agroquímicos, destruye biodiversidad o erosiona los suelos, de acuerdo al daño ambiental que hace, lo cual aumenta los costos de producción para la agricultura convencional, y por lo tanto hace más competitiva a la agricultura ecológica.[12]

Esto último es una manera de hacer responsable a la agricultura contemporánea de una gran cantidad de costos ecológicos, sociales, económicos y  sanitarios  -las llamadas externalidades- que son asumidos por el conjunto de la sociedad y abaratan artificialmente la producción industrial de alimentos.[13] En algún momento habrá que aceptar la baja productividad neta y los altos costes externos que sustentan a los modelos actuales de producción agrícola y de alimentos industrial, bajo el control de un reducido número de corporaciones transnacionales, concentradas en unos pocos cultivos y razas de animales, dependientes de tecnologías que depredan los recursos no renovables, contaminan la naturaleza, impactan negativamente sobre la salud de la gente y destruyen la diversidad natural y humana. Una vez se introducen todas las variables en la ecuación, la agricultura ecológica familiar resulta verdaderamente rentable.



[1] Este artículo es parte de una serie que se publica en la revista digital 80grados.net. En ocasiones la información, argumentos y bibliografía se complementan y preferimos no repetirla. Una rápida búsqueda en internet bajo ‘Jules Pretty + sustainable agriculture’ lleva a una gran cantidad de información sobre productividad de sistemas agrícolas sustentables.

[2] Por Olivier De Schutter, “Report to the Human Rights Council, UN,” diciembre de 2010:
www2.ohchr.org/english/issues/food/docs/A-HRC-16-49.pdf 

[3] Ver traducción en español del libro Farming for the Future: C. Reinjntes, B. Haverkort, A. Waters-Bayer. (1995) Cultivando para el futuro: introducción a la agricultura sustentable de bajos insumos externos. Editorial Nordan, Montevideo. Recomendamos “LEISA revista de agroecología” para conseguir excelente información sobre la evolución a nivel de campo de estas tecnologías agrícolas: www.leisa-al.org .
[4] La agroecología se define como “…como una disciplina que provee los principios ecológicos básicos sobre cómo estudiar, diseñar y manejar agroecosistemas que son productivos y a su vez conservadores de los recursos naturales y que además, son culturalmente sensibles y socialmente y económicamente viables.” Ver la amplia bibliografía del profesor Miguel Altieri (profesor chileno de la Universidad de Berkley), especialmente su libro Bases científicas de la agroecología. Para el desarrollo de la agroecología ver: SOCLA, Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología: http://agroeco.org/socla/
[5] Ver, de Jules Pretty, “The sustainable intensification of agriculture (2010)”, http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1477-8947.1997.tb00699.x/abstract.
[6] No somos muy partidarios de la intensificación de la producción a través de tecnologías hidropónicas, pues con frecuencia representan intervenciones radicales sobre la corteza terrestre, la importación de materiales para la construcción de los invernaderos y el uso de productos químicos de síntesis para abonar. Sin embargo, hemos visto proyectos hidropónicos con buena calidad de producción de vegetales, y es muy posible que la hidroponía de características más ecológicas sea algo que se vaya desarrollando en el futuro.
[7] Ver “Alimentos y cambio climático: el eslabón olvidado,” GRAIN, 2011. http://www.grain.org/fr/article/entries/4364-alimentos-y-cambio-climatico-el-eslabon-olvidado
[8] Para ver alguna de la literatura disponible en inglés: http://www.ota.com/organic/benefits/nutrition.html
[9] Hay cientos de artículos científicos sobre el tema, Pesticide Action Network of North America (http://www.panna.org/) tiene una base de datos en formato accesible al público: http://www.pesticideinfo.org/
[10] Sobre la recuperación en el imaginario social puertorriqueño de la cultura del agro, ver la tesina de maestría de Mayra Nieves Estrategias de gestión cultural para la promoción de la agricultura ecológica en Puerto Rico” Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, 2011.
[11] Hacia el final de nuestro artículo “La soberanía alimentaria: historia y desafíos” se incluyen propuestas para una política impositiva que favorezca la agricultura ecológica y desincentive la agricultura industrial. Ver: http://www.80grados.net/2011/09/la-soberania-alimentaria-historia-y-desafios/
[12] Los países nórdicos y varios estados de Estados Unidos han establecido impuestos para limitar el uso de abonos químicos y pesticidas en la agricultura. Hay bastante información disponible, por ejemplo: http://www.newrules.org/environment/rules/fertilizer-pesticide-bans-or-taxes