La biodiversidad agrícola: importancia, pérdida y sustentabilidad

Por Nelson Alvarez Febles

Serie agricultura ecológica y soberanía alimentaria en Puerto Rico/ Parte 4

Nuestro sustento está basado en la diversidad biológica que, junto con nosotros, los humanos, conforma la vida de este planeta. Son los alimentos que comemos: cultivos, frutas, animales, peces, raíces y cortezas; las plantas medicinales que nos curan; los árboles y tantas otras plantas que nos aportan        materiales para vestirnos, cobijarnos y cantidad de otros servicios; y los incontables microorganismos en la base de todas las cadenas de vida. Más allá de lo que podemos imaginar desde nuestra cómoda y distorsionada realidad urbana, en la actualidad el 60% de la humanidad cultiva y recolecta para el autoconsumo o compra en los mercados locales la mayoría de sus alimentos; mientras hasta un 80% integra el uso de plantas medicinales para el cuidado de su salud.


1.      Importancia de la biodiversidad agrícola

La diversidad de vida que nos sustenta ha ido evolucionando, co-evolucionando con nosotros desde hace miles de años. Es a través del trabajo inteligente de mujeres –sobre todo las mujeres- y hombres que hemos llegado a tener la enorme variedad de cultivos alimenticios y razas de animales domésticos que han permitido que los grupos humanos habiten desde los desiertos hasta las fronteras árticas, desde el nivel del mar hasta más de 1200 pies de altura (4000 metros). En la medida que hemos adaptado variedades y domesticado razas hemos desarrollado agricultura en una inmensa gama de nichos ecológicos. Las distintas culturas tradicionales desarrollaron metodologías para seleccionar y mejorar cultivos y razas, haciéndolas resistentes a las condiciones ambientales más diversas. También lograron incorporar a sus variedades resistencia a una enorme variedad de plagas y enfermedades. Desde el comienzo del asentamiento humano en núcleos más o menos estables -aldeas, pueblos y luego ciudades- esa micro adaptación agroecosistémica ha estado en la base del desarrollo social.

En la naturaleza la diversidad crea  estabilidad. Mientras que en la agricultura industrial se modifica el ecosistema para adaptarlo a la tecnología, en la finca ecológica se adapta la tecnología al ecosistema. En la finca ecológica la biodiversidad genera estabilidad sistémica, seguridad económica y sustentabilidad en el uso de los recursos. Favorece la producción sostenible de alimentos y otros productos agrícolas, como madera, fibras y plantas medicinales. Es la base para la evolución o mejoramiento de nuevas variedades útiles de cultivos o razas domesticadas. Además, aporta apoyo biológico a la producción, por ejemplo, mediante la vida del suelo, y la presencia de polinizadores y depredadores (ver el impresionante video sobre el mundo de los polinizadores en http://vimeo.com/27328081 ).

2. Erosión genética, pérdida de diversidad

Sin embargo, la tendencia es a que esa biodiversidad agrícola se reduzca rápidamente y aumente la dependencia sobre una menor variedad, lo que reduce la seguridad alimentaria a nivel mundial:

Diversidad de Cultivos: De las 250,000 especies de plantas superiores, alrededor de 7,000 han sido usadas en la agricultura, pero sólo cuatro (trigo, arroz, soja y papa) proporcionan en la actualidad la mitad de las calorías para la alimentación humana.
Diversidad Pecuaria: De aproximadamente 5,000 especies de mamíferos y aves conocidas, unas 40 han sido extensamente domesticadas; 10 de ellas proporcionan la mitad de la proteína animal de consumo humano.
Biodiversidad de las plantas silvestres: Además de las plantas domesticadas, las especies silvestres son importantes para mucha gente. Los alimentos provenientes de especies silvestres (frutas, medicinales, hojas, raíces, cortezas) son parte integral de la dieta diaria de muchos pueblos rurales, y proveen nutrientes y micronutrientes  (vitaminas y minerales) importantes. La destrucción de hábitats (bosques, praderas, zonas costeras) impacta directamente la alimentación de millones de personas.
                                                          
Nos enfrentamos a enormes presiones que pretenden imponer la uniformidad en vez de la diversidad, uniformidad tanto biológica como cultural. Cuando perdemos especies se llama pérdida de biodiversidad. Además de la pérdida llamativa de ballenas, pandas, delfines y tigres, también existe una perdían dramática de los animales, plantas y árboles que tradicionalmente han aportado al sustento de nuestras comunidades. Todo ser vivo de utilidad humana tiene un conocimiento que le hemos asociado. Perdemos adaptabilidad al medio cuando desaparece una especie o una raza a través de la extinción biológica. Pero también perdemos el beneficio de la diversidad biológica cuando se pierde el conocimiento a ella asociada, lo que llamamos erosión cultural: no hay recurso biológico de uso humano sin conocimiento asociado.

La diversidad biológica agrícola nos ha protegido tradicionalmente de los avatares bióticos (plagas y enfermedades) y abióticos (huracanes, terremotos, sequías, guerras), y ha permitido la existencia de la diversidad cultural y tecnológica característica de las comunidades humanas, sobre todo las rurales. La FAO (organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura) calcula en un 75% la pérdida a nivel global de la diversidad en los cultivos durante el siglo veinte. Veamos algunos ejemplos:

·         En el sur de Italia entre el 1950 y el 1980 desaparecieron casi todas las variedades tradicionales de lentejas, garbanzos, cebollas, tomates y berenjenas, y hasta un 71% de las variedades de trigo.
·         En Korea del Sur de 5000 variedades de 57 especies de cultivos, se perdieron 82% en sólo ocho años, del 1985 al 1993.
·         En México únicamente se conservaban en el 1999 el 20% de las variedades de maíz identificadas en 1930.
·         En Estados Unidos se ha calculado la pérdida de biodiversidad agrícola en el siglo pasado en más del 90%. Como ejemplos, de 307 variedades de maíz quedaron 12, de 408 tomates 27, y de 497 de lechugas 36.

Además, la diversidad genética de animales domesticados se está perdiendo, pues en décadas recientes hasta un 30% de las razas domésticas de mamíferos y aves se ha perdido o están actualmente en riesgo de perderse y no poder ser reemplazadas (http://www.fao.org/ag/againfo/programmes/es/lead/toolbox/Indust/LossAgEA.htm). Más allá de fantasías jurásicas, una vez que una variedad o una raza se extingue, es para siempre, y con ella se pierde la inteligencia humana aplicada a su desarrollo y usos. Con la pérdida de la diversidad agrícola tradicional se pierde la adaptación micro-ecosistémica, producto de muchos años de selección y mejoramiento campesino.

En el Puerto Rico actual se hace difícil  conseguir variedades de cultivos tradicionales. Todavía en los años setenta era común encontrar en las fincas y casas campesinas gran variedad de yautías, ñames, guineos, habichuelas, plantas medicinales y de muchos vegetales. Se practicaba, como en todas las culturas agrícolas tradicionales, la costumbre de regalar o intercambiar semillas de variedades interesantes cuando otro agricultor o agricultora iba de visita. El libre intercambio de semillas, junto con la selección y mejoramiento, ha sido la base histórica de la rica agrobiodiversidad campesina en todo el planeta.

Casi nadie sabe por que en el municipio de Jayuya se celebra cada año la Fiesta del Tomate. Pues en ese municipio de montaña, de clima fresco y buenos suelos, se llegaron a sembrar, hasta veinte variedades de ese vegetal, muy apreciadas en toda la Isla. Según testimonio oral recogido en Jayuya a finales de los años ochenta, algunas de esas variedades expresaban importantes características de resistencia a plagas y enfermedades y tolerancia al exceso de lluvia. Hemos tenido experiencia con la variedad de tomate hatillo o platillo, y resiste hongos como el mildiú, aún en tiempo húmedo y creciendo sin enramar sobre el suelo.
En la actualidad muchos agricultores compran sus semillas por catálogos de Estados Unidos, ante la dificultad de encontrar variedades apropiadas en Puerto Rico. Mientras tanto, algunos agricultores orgánicos y algunas dependencias de la Universidad de Puerto Rico tienen disponibles variedades orgánicas adaptadas a nuestras condiciones agronómicas (ver bajo NOTAS al final del artículo). También hay iniciativas entre los agricultores ecológicos para crear bancos de semillas, junta a estrategias de intercambio de material genético tradicional y orgánico.

El impacto de las pérdidas de la biodiversidad agrícola es variado y afecta aspectos importantes de la condición humana:

·         Reducción de la diversidad de servicios ecosistémicos, con la pérdida de sustentabilidad en el manejo del agua, el suelo, la materia orgánica y biodiversidad, lo que lleva al aumento de erosión, sequías, contaminación y aumento de plagas y enfermedades.
·         Pérdida de hábitats a través de la extensión de la agricultura a zonas de producción marginales, tales como bosques, praderas y montañas, con el consecuente impacto sobre el balance equilibrio ecosistémico y la sobrevivencia de pueblos locales y sociedades campesinas.
·         Empobrecimiento de la alimentación humana, tanto por la reducción de diversidad de alimentos, pérdida de seguridad alimentaria y disminución de la calidad nutricional, así como el aumento de la dependencia sobre los mercados y el desplazamiento hacia zonas urbanas empobrecidas.
·         Pérdida del conocimiento tradicional sobre la agricultura y la diversidad biológica. La agricultura industrial promueve el monocultivo agrícola, con la consecuente destrucción de la multiplicidad agroecosistmética y de tecnologías agrícolas. Parafraseando a la activista y física india Vandana Shiva, se crean monocultivos mentales al destruir la diversidad cultural.

3.      Causas de la pérdida de la biodiversidad agrícola

Tradicionalmente el ser humano ha considerado los elementos de la naturaleza como un don ante los cuales hay que tener una actitud de agradecimiento y reverencia. Según la cosmovisión de muchísimos pueblos originarios no existe escisión entre lo humano, el mundo natural, las plantas y los animales, formando todo un continuo en el cual nuestras necesidades son atendidas a la vez que nosotros tenemos que cuidar de los demás seres que nos acompañan. Sin embargo, en la actualidad el pensamiento y las estructuras jerárquicas y excluyentes predominan en las relaciones económicas y políticas que los países dominantes imponen a través de una globalización homogenizadora que aumenta la desigualdad, la pobreza y la devastación de los recursos naturales.

El deterioro de los agroecosistemas y la salud son costos que la agroindustria no encara, sino que externaliza a la sociedad toda. Estos cambios han llevado también a la destrucción masiva de la vida rural en todo el mundo, la pérdida de la cultura del agro y su sustitución por la dependencia económica, tecnológica y cultural ante las transnacionales de la agricultura y la alimentación. Veamos algunas maneras cómo el modelo neo-liberal y el aumento de la agro-industrialización a gran escala favorece la destrucción de la biodiversidad agrícola.

El aumento de los monocultivos: Los monocultivos están diseñados para extraer una gama reducida de componentes de valor económico (cereales, granos, frutas, madera, carnes), los cuales muchas veces se transforman en materia prima industrial (aceites, alimentos para animales, azúcares, fibras y hasta combustibles). Esa extracción se hace abusando de los recursos no renovables (suelo, agua, aire), contaminando el medio ambiente a través del uso extensivo e intensivo de agrotóxicos y destruyendo diversidad. Poco tiene que ver esta manera de producción agrícola con una intención real de manejar necesidades básicas humanas, como la alimentación. (Ver, como un ejemplo, Soberanía alimentaria y monocultivos, boletín 171, octubre 2011: www.wrm.org.uy )

La consolidación del control de la cadena alimenticia por un grupo cada vez más reducido de empresas agroindustriales transnacionales: Una de las premisas para consolidar el control ha sido la destrucción de la capacidad de autoabastecimiento de muchos países. De hecho, se pretende sustituir el concepto mismo de soberanía alimentaria por una supuesta seguridad alimentaria regida por los caprichos de la economía internacional de libre mercado. Ese libre mercado está cada vez más bajo el control de un puñado de compañías gigantes y fondos financieros de inversión que no están sujetos a ningún tipo de control democrático. Existe una importante integración de los sectores semilleros, agroquímicos y farmacéuticos. Para ver un ejemplo de la consolidación/concentración de las empresas transnacionales, en el sector de las semillas 10 corporaciones transnacionales controlaban en el 2004 la mitad del comercio mundial de semillas. La principal, Monsanto, logró esa posición en un rápido proceso de compra que la llevo a pasar se ser una industria esencialmente química a controlar importantes sectores del mercado semillero. En el mismo año controlaba el 88% del mercado de semillas transgénicas, y, algo poco conocido, grandes sectores del comercio internacional del mercado mundial de semillas de hortalizas (http://www.etcgroup.org/upload/publication/47/01/commseedspafin.pdf ). Esa consolidación del control de las semillas viene acompañado de un marco legal internacional y nacional, conocido como los derechos del obtentor, que reduce la variedad de semillas y limita su libre venta e intercambio entre los agricultores (ver, por ejemplo, en Chile: http://www.biobioorganico.cl/2009/09/03/nueva-ley-de-obtentor-vegetal-fomenta-concentracion-de-apropiacion-de-semillas-por-transnacionales/ )

 La legalización de la privatización de la vida a través de los derechos de propiedad intelectual (DPI): Una de las estrategias base de las transnacionales para garantizar sus ingresos ha sido la utilización abusiva de los DPI, especialmente las patentes. Como las transnacionales se concentran cada vez más en una reducida gama de productos agrícolas que requieren grandes inversiones, utilizan las patentes para garantizar sus ganancias. Eso ha sido así en el caso de la ingeniería genética, para la cual los elementos biológicos constituyen la materia prima. Así se ha logrado que muchos países, empezando por los Estados Unidos de Norteamérica, acepten el establecimiento de propiedad privada sobre los componentes básicos de la vida, y en algunos casos hasta de plantas y animales. (Ver NOTA 2, abajo, para más información sobre este tema.)

El uso masivo de cultivos transgénicos: El impacto de los cultivos de organismos modificados genéticamente (OGM o transgénicos) sobre la diversidad agrícola tiene varios aspectos. En lo puramente agronómico, el uso de tecnologías agroindustriales uniformes lleva a la destrucción la diversidad de agroecosistemas, cultivos y tecnologías propias de una agricultura diversificada, como en el caso de Argentina, donde la siembra de millones de cuerdas de soja transgénica ha representado la eliminación fincas familiares dedicadas a cereales, hortalizas, frutales y lecherías. Las transgénicos también contaminan variedades tradicionales que son la base de la diversidad genética de cultivos importantes para la humanidad, como se ha comprobado en los casos del maíz y el algodón. Además, las empresas transnacionales buscan vender una gama reducida de variedades y tecnologías para aumentar sus negocios a escala global. (Para un resumen y revisión de la literatura sobre impactos medioambientales y sobre la salud de los OGM, ver: http://www.greenpeace.org/eu-unit/Global/eu-unit/reports-briefings/2011%20pubs/9/Health%20and%20Environmental%20Impacts%20of%20GM%20crops.pdf ).

Impacto del cambio climático: A través de la historia planetaria se han dado pérdidas de biodiversidad relacionados a los cambios climáticos. Sin embargo, lo que distingue las pérdidas actuales ante los cambios en los patrones del clima provocados por el ser humano, es la rapidez y amplitud con los que acontecen. Según algunos estudios surgidos en el seno de las comisiones técnicas del Convenio de Diversidad Biológica, la tasa actual de extinción es mayor que en ocasiones anteriores y se provee que aumente. El cambio climático puede hacer más difícil planificar los cultivos, modificar zonas agroecológicas, hacer más frecuentes los eventos extremos, aumentar los problemas de plagas y enfermedades, aumentar la presión sobre ecosistemas frágiles, entre otros impactos. Mientras que, contrario a la tendencia hacia más agricultura industrializada, la conservación de hábitats y la resiliencia de los ecosistemas, incluidos los agrícolas,  pueden aportar a la mitigación del cambio climático. (Ver: http://www.fao.org/Noticias/1997/971201-s.htm ; http://www.cbd.int/doc/publications/cbd-ts-10.pdf )

4.      Ventajas de la biodiversidad agrícola en la finca

Frente a la enorme presión que lleva a la pérdida de la biodiversidad agrícola, la agricultura ecológica ofrece una diversidad de estrategias que se benefician de esa diversidad, a la vez que la favorecen. Veamos :
      La biodiversidad  ayuda a estabilizar el ecosistema de la finca, al favorecer los ciclos internos de nutrientes, energía y agua, y reducir las plagas y las enfermedades.
      Algunas de las estrategias principales de la agricultura ecológica se basan en el uso de la biodiversidad agrícola: policultivos, rotaciones, asociaciones, abonos verdes, presencia de plantas medicinales, integración agropecuaria y forestal, entre otras.
      Se protegen y crean una diversidad de micro agroecosistemas: cultivos, bosques, quebradas y charcas, pastizales, entre otros.
      Dentro del entorno de la finca hay una intensificación de refugios de biodiversidad: setos, bordes de bancos y zanjas, rocadales, pastos.
      Aumenta la presencia de animales silvestres, insectos, reptiles, pájaros y enriquece la vida de los suelos.
      Se reduce la pérdida  y contaminación de recursos naturales: suelos, agua, aire y biodiversidad.
      La biodiversidad represente una mejora a la calidad de vida en las áreas de la salud, alimentación y el disfrute de áreas naturales.

Contrario a la agro-industria transnacional, los modelos agroecológicos promueven una agricultura con agricultores, una agricultura que parte de lo local y promueva la calidad de vida tanto en el ámbito rural como urbano. Es decir, una agricultura biodiversa que parte de y sostiene la diversidad cultural campesina.

Es necesario tender una mirada desde el conjunto de la sociedad al mediano y largo plazo. En el pasado existió un sentido de responsabilidad ante las generaciones futuras que no debemos perder. ¿Cuál es el valor de una especie que se extingue, una raza de ganado que desaparece? ¿Cuánto vale una la pérdida en una cuerda de varias pulgadas de suelo fértil? ¿Son recuperables los acuíferos contaminados, y si lo son, a qué costo? ¿Podemos darnos el lujo de perder en un par de generaciones el conocimiento que nuestros mayores tardaron siglos en desarrollar?

Una agricultura basada en la biodiversidad puede ser más rentable cuando se evalúan los costos sociales de la agricultura convencional en su totalidad. Una mayor diversidad biológica le otorga estabilidad al agroecosistema a través del ciclo de producción año tras año. Contrario a lo que se pretende hacer creer, es una agricultura altamente sofisticada que requiere un alto grado de conocimiento especializado. Dentro de esa agrobiodiversidad, la variedad genética ofrece una mayor estabilidad agronómica y económica al productor local.

Está probado que cuando el agricultor maneja una agricultura a escala humana, dentro de parámetros locales de productividad, se logra el mayor rendimiento por unidad (ver: http://www.julespretty.com/Agri-Culture_Preface.html). Tener a la familia y la comunidad agrícola como el eje de la cultura del agro, para que en la expresión de una diversidad evolutiva maximice los servicios que se le prestan al conjunto de la sociedad: alimentos, otros productos, mantenimiento del paisaje rural, diversidad cultural y uso intergeneracional de los recursos naturales.

Una producción biodiversa está en mejor posición de proveer calidad y cantidad para los mercados locales, nacionales y regionales dentro de una economía que prime la rentabilidad agraria. Garantizar la seguridad alimentaria local, es decir, alimentos en cantidad y calidad suficiente, de acuerdo a las costumbres, para todos a través del año. Buscar la soberanía alimentaria a nivel regional y nacional, para no estar sujetos a los vaivenes y caprichos del libre mercado y geopolíticas internacionales.

En vez de nuevas revoluciones/rupturas tecnológicas, proponemos una evolución adaptada a las necesidades locales, que brinde bienes y servicios en forma equitativa y sustentable a un mundo cada vez más integrado desde lo local. Una evolución agroecosistémica, biológica y cultural hacia una agricultura moderna, productiva, rentable y ecológica.

NOTAS:
1.      La Estación Experimental Agrícola de Lajas, UPR, tiene un programa para proveer semillas orgánicas, certificadas para los normas del Departamento de Agricultura Federal, USDA, y adaptadas a las condiciones tropicales de Puerto Rico. La información ha sido obtenida de internet:   http://prorganico.info/organica_semillas.htm

2.      A través de la firma de tratados internacionales, como los relacionados con la Organización Mundial Comercio  (Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio, ADPIC, o mejor conocido como TRIPS, según siglas en inglés), y presiones a través de los llamados tratados de libre comercio, muchos países se ven forzados, a veces en contra de tradiciones culturales ancestrales, a aceptar la privatización de la vida. Esto ha dado lugar a lo que llamamos la biopiratería moderna. (Para entender mejor lo anterior, ver el excelente trabajo de Darell y Dutfield, en la bibliografía. ) 

3.      Queremos compartir con los lectores un relato nuestro sobre una experiencia de recuperación de variedades campesinas en Indonesia, Por los caminos del arroz. Originalmente fue publicado en el libro “De alisios y pamperos,” Ed. Abrace, Montevideo, 2007. Disponible en el blog del autor: http://ecoser-desarrollointegral.blogspot.com/2011/12/los-caminos-del-arroz1.html

ALGO DE BIBLIOGRAFÍA 
Alvarez Febles, Nelson (2000). Hemos utilizado para este artículo algún material de “La diversidad biológica y cultural, raíz de la vida rural”, originalmente publicado como introducción en el libro Biodiversidad, sustento y culturas Compendio 1997-1999, Septiembre 2000, y luego en la revista del mismo nombre.  http://www.grain.org/fr/article/entries/912-la-diversidad-biologica-y-cultural-raiz-de-la-vida-rural
Posey, Darrell A., y Dutfield, Graham (1999). “Más allá de la propiedad intelectual: los derechos de las comunidades indígenas y locales a los recursos tradicionales.” IDRC/WWF/Editorial Nordan. http://www.idrc.org/es/ev-9327-201-1-DO_TOPIC.html
FAO and Platform for Agrobiodiversity  Research (2011). “Biodiversity for Food and Agriculture: Contributing to food security and sustainability in a changing world.” Rome. http://agrobiodiversityplatform.org/files/2011/04/PAR-FAO-book_lr.pdf

Thrupp, Lori Ann (1998). Cultivating Diversity: Biodiversity and Food Security. World Resources Institute, Washington DC. http://pdf.wri.org/cultivatingdiversity_bw.pdf
Shiva, Vandana (2007). “Monocultivos de la mente: perspectivas sobre la biodiversidad y la biotecnología.” Ed. Fineo. En inglés, “Monocultures of the Mind,” 1993.