La finca agroecológica familiar como
               modelo productivo para Puerto Rico

Por Nelson Alvarez Febles

Serie agricultura ecológica y soberanía alimentaria en Puerto Rico/Parte 7
Publicado en la revista digital 80grados.net


La evidencia demuestra que las fincas ecológicas, diversificadas e integradas, son netamente más productivas que los monocultivos a gran escala. En otras ocasiones hemos señalado los trabajos del británico Jules Pretty,[1] a continuación citamos de un informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación de la Organización de las Naciones Unidas:

“Si queremos alimentar a 9 billones de personas en el 2050, necesitamos urgentemente adoptar las tecnologías agrícolas más eficientes disponibles…Las técnicas y beneficios de la agroecología ya están bien establecidas, ahora toca empujar a los gobiernos para que cambien sus políticas y apoyen la transformación de la producción alimentaria.”[2]

Las fincas ecológicas familiares, especialmente en zonas tropicales y sub-tropicales, generan una gran variedad de productos, servicios e ingresos para las familias agrícolas. También reducen el gasto en insumos externos y mano de obra, al promover los ciclos internos y sinergias en el sistema agroecológico, potenciando el manejo del  agua, materia orgánica, energía y biodiversidad.

Existen varios conceptos para describir el tipo de emprendimiento agrícola que proponemos. Primero, son fincas diversificadas, lo que quiere decir que se trabaja sobre varios tipos de aspectos productivos, como hortalizas, frutales y animales. Segundo, son fincas integradas, donde los distintos aspectos productivos se complementan: por ejemplo, el excedente de vegetales y pastos se usa para alimentar a las gallinas, que a su vez producen huevos para el mercado y estiércol orgánico de buena calidad, para sembrar hortalizas. En tercer lugar son empresas  pequeñas, usualmente constituida alrededor de un grupo familiar o de afinidad, con la ventaja de que por lo general hay un proyecto bien definido, con continuidad, y son los miembros de ese núcleo los que aportan la mano de obra cualitativamente importante, independientemente de que se contrate personal para completar las necesidades laborales.

Una de las caracterizaciones del modelo que estamos describiendo es la Agricultura Sustentable de Bajos Insumos Externos[3]  (LEISA según sigla en inglés), y está en la base tanto de sistemas campesinos tradicionales como en fincas agroecológicas[4] contemporáneas. Sus principales características son:

  • ·         Condiciones favorables para el crecimiento de las plantas, principalmente a través del manejo de  la materia orgánica y la vida del suelo.
  • ·         Optimizar el equilibrio y disponibilidad de nutrientes, a través  del manejo de nutrientes en los ciclos internos y externos al sistema agrícola.
  • ·         Minimizar las pérdidas en el sistema ocasionadas por el sol, el viento y el agua, mediante el manejo del microclima, el agua y la erosión.
  • ·         Minimizar las pérdidas en cultivos y animales provocadas por plagas y enfermedades mediante técnicas preventivas y tratamientos apropiados.
  • ·         Explotar la complementariedad y sinergia en la utilización de la biodiversidad agrícola, a través de sistemas agrícolas integrados con un alto grado de diversidad funcional.


En Puerto Rico tradicionalmente las fincas familiares han sido diversificas e integradas. Además de los productos y servicios que benefician directamente a los miembros del núcleo productivo, dependiendo del área, características de la finca, capital y mano de obra disponible, mercados, la finca pequeña y mediana acostumbra incluir uno o más componentes  para generar ingresos en dinero (los llamados cash crops). Algunos de los más comunes son café, plátano, frutales, animales y sus derivados (pollos, huevos, cerdos, leche), plantas ornamentales, madera, recao (culantro) y otras especias. En la actualidad esas entradas en la finca ecológica familiar se complementan con agroecoturismo, talleres educativos y venta de productos con valor añadido en la finca, como mermeladas, dulces  y artesanías. También se ofrecen  servicios a otros agricultores y consultorías sobre temas relacionados a la agricultura ecológica (ver más adelante).

Fincas ecológicas para producir alimentos en Puerto Rico

El modelo de fincas familiares agroecológicas debería ser la base de una estrategia para lograr el aumento neto y de calidad en la producción de alimentos para el mercado interno de Puerto Rico. Puede producir una gran diversidad de alimentos de calidad en cantidades competitivas, mientras permitiría hacer agricultura conservando la base de recursos naturales (agua, suelo, biodiversidad).  En algunos casos la agricultura ecológica ayudaría a restaurar áreas degradadas, como en laderas de montañas erosionadas. Este tipo de agricultura puede tener impactos positivos para resolver muchos de los problemas ecológicos, económicos y sociales en el Puerto Rico actual.

En otras ocasiones hemos argumentado que a través de la agricultura ecológica se podría producir la mitad de los alimentos para la población de Puerto Rico, utilizando medio millón de las 2,300,000 cuerdas de área de que dispone el archipiélago puertorriqueño. Sostenemos que, en promedio, cada cuerda de terreno podría producir los alimentos para cuatro personas (o la mitad para ocho), en base a una dieta que incluya frutas y verduras, viandas, uso moderado de alimentos de origen animal, y cereales como arroz y maíz.
En nuestra opinión el tamaño promedio de las fincas ecológicas de agricultura familiar, viables como unidades productivas, puede ser de 25 cuerdas. Este número parte tanto de la experiencia histórica (ver la tabla abajo) como la personal en el manejo de fincas integradas y diversificadas, y  se ofrece aquí como propuesta de trabajo en progreso. Existen fincas orgánicas comercialmente exitosas de producción intensiva de vegetales de dos cuerdas, mientras que en producción de café o leche probablemente las fincas más grandes tengan mayor viabilidad.

Área en producción agrícola y tamaño de fincas en Puerto Rico de 1935 a 2007
AÑO
CUERDAS AGRÍCOLAS
NÚMERO DE FINCAS
PROMEDIO CUERDAS/FINCAS
% ÁREA TOTAL DE
PUERTO RICO
1935
1,913,047
52,790
36.2
84
1998
865,478
19,951
43.4
38
2002
690,687
17,659
39.1
30
2007
557,530
15,745
35.4
24
Datos del Depto. Agricultura PR 2008, The Census of Agriculture USDA 2007, otros.

Sorprende al ver los datos anteriores el enorme cambio que sufrió Puerto Rico en los usos de terrenos, de un 84% agrícola 1935 a 24% en 2007, y ha seguido bajando. Además, usos agrícolas en el 2007 no quiere necesariamente decir producción de alimentos, pues incluye ornamentales, crianza de caballos, producción de semillas transgénicas, entre otros rubros. En lo que se constata cierta estabilidad a través de los años es en el tamaño promedio de cerca de 40 cuerdas para las fincas. Los promedios incluidos incluyen todo tipo de fincas, como las ganaderas, que usualmente son de mayor tamaño que las de vegetales.

Aunque a través de la intensificación agroecológica y el desarrollo futuro de nuevas estrategias productivas sustentables se podría en el futuro aumentar el rendimiento agroecosistémico,[5] no es necesario pensar (por lo menos en las condiciones geopolíticas actuales) en producir todos los alimentos que el país necesita. [6]  En un país de economía abierta se continuaría el intercambio de alimentos. Mediante la importación podrían adquirirse aquellos componentes que son ya parte de la dieta puertorriqueña y no es viable y/o rentable su producción en nuestro clima sub-tropical: aceitunas, algunos aceites, cereales como trigo y cebada, frutas exóticas, entre otros. La exportación sería el vehículo para vender productos de alto valor en el mercado internacional, como el café gourmet y frutas tropicales orgánicas frescas y procesadas.

Las fincas ecológicas tienen potencialmente mayor rentabilidad sistémica

Para evaluar la producción y productividad de las fincas ecológicas familiares es necesario pensar la agricultura desde otro paradigma, distinto al de la agricultura industrial donde lo único que se computa como ganancia es el ingreso en dinero por la venta de uno o dos componentes agrícola. Por ejemplo, mientras en la agricultura tradicional el arroz es parte de un sistema que incluye otros cultivos asociados (en Puerto Rico se sembraba con maíz, habichuelas, ajonjolí, etc.) y sub-productos (materia orgánica) que forman parte del sustento de la familia agrícola, en la agricultura industrial lo único que se valora es el grano, y todo lo demás se destruye.

En el núcleo productivo ecológico se valora la gran diversidad de aportes que se consiguen tanto de las siembras como de los otros componentes de la finca: charcas y quebradas, bosques y setos, plantas medicinales, animales domésticos y silvestres. Además de estas cosechas, la finca ecológica familiar recibe otros beneficios tanto en lo económico como en la reducción de gastos y aumento del bienestar de sus miembros.

Ejemplos de aumentos directos de rentabilidad en las fincas ecológicas familiares:

·         Producción y recolección para autosustento familiar: la finca provee cantidad y calidad de alimentos y otros productos, como  vegetales, frutas, madera, medicinales, huevos, leche, carne, pescado.
·         El trueque de productos e intercambio mano de obra es una característica tradicional de la agricultura familiar, y en Puerto Rico fue un componente importante en lo económico y en lo social.
·         Debido a las característica inherentes a la agriculturae ecológica familiar, la disminución de insumos externos es un ahorro importante en las gastos de explotación, al eliminar o reducir el gasto en abonos químicos, plaguicidas, semillas híbridas, mecanización pesada
·         Los y las agricultores ecológicos pueden complementar sus ingresos con la venta de insumos y servicios a otros agricultores, tales como: compost, estiércol, semillas, plantines, arado con bueyes, uso de maquinaria pequeña, asesorías, certificación.
·         A través del mundo los agricultores ecológicos familiares complementan sus ingresos con ecoturismo, talleres y otras actividades educativos.
·         Al vivir en la finca los agricultores pueden añadir valor en la finca elaborando productos derivados de su producción agrícola: mermeladas, aceites y cremas en base a plantas medicinales, especias secas, artesanías.

Aportes indirectos que deberían ser compensados por el conjunto de la sociedad

Adicionalmente, cuando se evalúa lo que las fincas ecológicas aportan al conjunto de la sociedad en la cual se insertan, surgen otras contribuciones que deberían ser contempladas y eventualmente compensadas.

·         Conservación y mejora de los suelos: El manejo ecológico de los suelos reduce la erosión, aumenta la materia orgánica y por lo tanto la vida y la fertilidad edáfica,  evita la destrucción de ecosistemas sensibles y la sedimentación en cuerpos de agua y costas.
·         Protección frente al cambio climático: A través de la vida en el suelo, las coberturas en los cultivos y la integración de la biodiversidad se secuestra carbono, mientas la reducción en el uso de combustibles fósiles –tanto en la producción como en el transporte de mercancías- reduce las emisiones a la atmosfera de gases que provocan el efecto invernadero.[7]
·         Uso intensivo de la biodiversidad: Los policultivos ofrecen estabilidad ecosistémica, aumentan la productividad, fomentan el uso de variedades nativas de cultivos, plantas y árboles, aumentan la polinización y apoyan el control de plagas orgánico; a través de una mayor diversificación se logra estabilidad productiva agroecosistémica.
·         Manejo ecológico del agua: Protección de las fuentes y de los cuerpos de agua, recarga de los acuíferos, mejora de la calidad.
·         Reducción de la contaminación ambiental: Se reduce la contaminación del suelo, del agua y del aire, así como de viviendas y estructuras de trabajo.
·         Mejor alimentación y salud: Hay estudios que demuestran que los alimentos de producción orgánica contienen mayor calidad y diversidad de nutrientes.[8] La evidencia sobre el impacto negativo a la salud del uso de plaguicidas es abrumadora.[9]
·         Rescate de la cultura del agro: El rápido proceso que se dio en Puerto Rico de abandono del campo, acompañado por estrategias para denigrar a los campesinos ignorantes y el trabajo agrícola como algo atrasado, es una de las grandes dificultades para conseguir que la gente joven quiera asumir la agricultura como una opción laboral y comercial viable y digna. La práctica de la agricultura ecológica ayuda a promover en la sociedad valores ecológicos, a restaurar la cultura rural como algo positivo y a la recuperación generación de conocimientos agroecológicos.[10]
·         Revitalización de zonas rurales: En Puerto Rico es necesario recuperar las zonas rurales para la producción agrícola y la creación de empleos directos e indirectos; así como para recuperar, por un lado, la capacidad de producir alimentos, y, por otro, dar nueva vida a los pueblos del interior de la Isla.

Existen varias maneras en que el agricultor ecológico puede ser compensado a través del estado/gobierno por los aportes a favor de la ecología y la sociedad,[11] mediante reducciones en los impuestos,  incentivos por la creación de empleos y empresas rurales, o créditos y subsidios por menos contaminación e impacto perjudicial sobre el medio natural. En algunos lugares se experimenta con cobrarle un impuesto o tasa al que contamina con agroquímicos, destruye biodiversidad o erosiona los suelos, de acuerdo al daño ambiental que hace, lo cual aumenta los costos de producción para la agricultura convencional, y por lo tanto hace más competitiva a la agricultura ecológica.[12]

Esto último es una manera de hacer responsable a la agricultura contemporánea de una gran cantidad de costos ecológicos, sociales, económicos y  sanitarios  -las llamadas externalidades- que son asumidos por el conjunto de la sociedad y abaratan artificialmente la producción industrial de alimentos.[13] En algún momento habrá que aceptar la baja productividad neta y los altos costes externos que sustentan a los modelos actuales de producción agrícola y de alimentos industrial, bajo el control de un reducido número de corporaciones transnacionales, concentradas en unos pocos cultivos y razas de animales, dependientes de tecnologías que depredan los recursos no renovables, contaminan la naturaleza, impactan negativamente sobre la salud de la gente y destruyen la diversidad natural y humana. Una vez se introducen todas las variables en la ecuación, la agricultura ecológica familiar resulta verdaderamente rentable.



[1] Este artículo es parte de una serie que se publica en la revista digital 80grados.net. En ocasiones la información, argumentos y bibliografía se complementan y preferimos no repetirla. Una rápida búsqueda en internet bajo ‘Jules Pretty + sustainable agriculture’ lleva a una gran cantidad de información sobre productividad de sistemas agrícolas sustentables.

[2] Por Olivier De Schutter, “Report to the Human Rights Council, UN,” diciembre de 2010:
www2.ohchr.org/english/issues/food/docs/A-HRC-16-49.pdf 

[3] Ver traducción en español del libro Farming for the Future: C. Reinjntes, B. Haverkort, A. Waters-Bayer. (1995) Cultivando para el futuro: introducción a la agricultura sustentable de bajos insumos externos. Editorial Nordan, Montevideo. Recomendamos “LEISA revista de agroecología” para conseguir excelente información sobre la evolución a nivel de campo de estas tecnologías agrícolas: www.leisa-al.org .
[4] La agroecología se define como “…como una disciplina que provee los principios ecológicos básicos sobre cómo estudiar, diseñar y manejar agroecosistemas que son productivos y a su vez conservadores de los recursos naturales y que además, son culturalmente sensibles y socialmente y económicamente viables.” Ver la amplia bibliografía del profesor Miguel Altieri (profesor chileno de la Universidad de Berkley), especialmente su libro Bases científicas de la agroecología. Para el desarrollo de la agroecología ver: SOCLA, Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología: http://agroeco.org/socla/
[5] Ver, de Jules Pretty, “The sustainable intensification of agriculture (2010)”, http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1477-8947.1997.tb00699.x/abstract.
[6] No somos muy partidarios de la intensificación de la producción a través de tecnologías hidropónicas, pues con frecuencia representan intervenciones radicales sobre la corteza terrestre, la importación de materiales para la construcción de los invernaderos y el uso de productos químicos de síntesis para abonar. Sin embargo, hemos visto proyectos hidropónicos con buena calidad de producción de vegetales, y es muy posible que la hidroponía de características más ecológicas sea algo que se vaya desarrollando en el futuro.
[7] Ver “Alimentos y cambio climático: el eslabón olvidado,” GRAIN, 2011. http://www.grain.org/fr/article/entries/4364-alimentos-y-cambio-climatico-el-eslabon-olvidado
[8] Para ver alguna de la literatura disponible en inglés: http://www.ota.com/organic/benefits/nutrition.html
[9] Hay cientos de artículos científicos sobre el tema, Pesticide Action Network of North America (http://www.panna.org/) tiene una base de datos en formato accesible al público: http://www.pesticideinfo.org/
[10] Sobre la recuperación en el imaginario social puertorriqueño de la cultura del agro, ver la tesina de maestría de Mayra Nieves Estrategias de gestión cultural para la promoción de la agricultura ecológica en Puerto Rico” Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, 2011.
[11] Hacia el final de nuestro artículo “La soberanía alimentaria: historia y desafíos” se incluyen propuestas para una política impositiva que favorezca la agricultura ecológica y desincentive la agricultura industrial. Ver: http://www.80grados.net/2011/09/la-soberania-alimentaria-historia-y-desafios/
[12] Los países nórdicos y varios estados de Estados Unidos han establecido impuestos para limitar el uso de abonos químicos y pesticidas en la agricultura. Hay bastante información disponible, por ejemplo: http://www.newrules.org/environment/rules/fertilizer-pesticide-bans-or-taxes