La Paleta del Pintor, en Maimará, en Jujuy, norte de Argentina
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Por Nelson Alvarez Febles
En la provincia argentina de Jujuy, la más al norte del país y frontera con Bolivia, en apenas cinco mil kilómetros cuadrados existe una enorme diversidad cultural y geográfica. La puna son zonas áridas, semidesérticas sobre los tres mil metros (9000 pies, un metro son tres pies) de altura, de escasa vegetación y paisajes áridos, donde los campesinos andinos siembran papas y otros tubérculos y crían llamas y ovejas. En las yungas se encuentra una vegetación sub-tropical de bosques tupidos con muchas variedades de árboles y extensos monocultivos de caña de azúcar. Quizás el paisaje más conocido son las quebradas, amplios valles fluviales que bajan de los Andes, habitados desde hace miles de años por pueblos originarios, extensamente en sus partes más bajas cerca de los ríos, pero también con pequeñas poblaciones en las montañas que llegan hasta la puna.
La Quebrada de Humahuaca es probablemente la más conocida, y recibe muchos turistas por sus bellos poblados de arquitectura colonial, hermosos paisajes de montes multicoloridos y una gran riqueza arqueológica y artesanal. Es la ruta histórica desde los Andes al norte, de lo que hoy es Bolivia, el antiguo Alto Perú español. Por allí llegaron, primero los Incas y luego los españoles, a colonizar a los pueblos originarios.
Al inicio de la Quebrada, en la zona de Volcán, habita el pueblo originario Tilián. En un proceso actual de autorreconocimiento, los Omaguacas ha recuperado su identidad pre-incaica, por lo que algunos se niegan a aprender Quechua, alegando a que originalmente hablaban otra lengua que se perdió casi completamente. En este proceso de recuperación de identidad se encuentran también algunas comunidades en Tilcara y Maimará, que serían los Fiscaras y Maimaraes, entre otros.
Menos conocida es la rica historia y diversidad cultural de las comunidades tradicionales que habitan la Quebrada, Ayllus en la cosmología tradicional de la zona. Recientemente tuvimos la oportunidad de conocer algunos parajes y pobladores en Humauca de la mano de líderes comunitarios, gracias a una amiga que trabaja para la Coordinadora de Organizaciones Aborígenes de Jujuy (COAJ). Las comunidades de Humahuca habitan en lugares que van desde los 1,700 a más de 4,000 metros sobre el nivel del mar.
La líder comunitaria doña Yolanda Lamas nos acompañó a conocer su comunidad, el Aully Hornaditas, al norte de la ciudad de Humahuca. Allí visitamos el Cardón Sagrado, un cactus (Trichocereus Terschechii) de más de 500 años. Además de su papel ritual, los cardones crecen en terrenos áridos pedregosos y aportan madera en zonas donde los árboles son escasos e ingredientes con propiedades medicinales. La madera del cardón es utilizado para la construcción en casas de adobe, para hacer muebles y en artesanías. Yoly Lamas nos explicó cómo se organiza el uso de las tierras comunitarias y se reparten responsabilidades en el Ayllu. Lamas también nos contó del nuevo programa de estudios universitarios, la Tecnicatura de Desarrollo Indígena, del cual ella es una de las docentes. Implementado por el COAJ, la tecnicatura, primera en su género en Argentina, está destinada exclusivamente a miembros de las comunidades aborígenes.
Fuimos a almorzar comida típica de la zona a una casa de familia que se dedica a la agricultura y participa en una red de turismo rural alternativo. Hasta allí llegan turistas de todas partes del mundo para aprender sobre las construcciones de barro, la cultura tradicional y a hacer caminatas por la zona. Nos mostraron una acequia, antiguo canal para traer agua para sembrar en terrenos secos desde zonas más altas del cauce del río. Esas acequias se reparan, mantienen y se reparte el agua a través de un sistema ancestral de autoridades electas entre los miembros de la comunidad.
Más al sur en la quebrada visitamos el Ayllu Mama Qolla, en Tilcara, con Doña Teresa Cardozo, líder comunitaria, promotora rural y curadora de semillas. Cardozo trabaja en la recuperación de semillas campesinas, y ha viajado a Bolivia para reunirse con líderes de otras comunidades andinas y a Italia para participar de la red internacional de Slow Foods. Las comunidades de la Quebrada han rescatado, cultivan e intercambian variedades de quinua, maíz, nuña (poroto andino), ulloco y oca (tubérculos andinos), entre otros cultivos.
Además de agricultura, los habitantes de la Quebrada practican el pastoreo de llamas, guanacos, ovejas y cabras, animales que proveen lana, carne y otros productos que se usan en las familias, para las artesanías y venta en los mercados. También nos enteramos que a muchas horas de caminata hay proyectos comunitarios para recuperar antiguos estructuras de siembra –andenes y terrazas- y sistemas de riego.
Con Cardozo visitamos la Garganta del Diablo, un hermoso cañón en las tierras ancestrales de su comunidad de donde sale el agua para la ciudad de Tircala, en cuyo punto más alto hay una hermosa cascada. Allí, con Teresa y su hija de 7 años, quien ya despunta como futura líder, sentados sobre unas piedras después de pedirle permiso a la Pacha Mama a través de una sencilla ofrenda de hojas de coca, conversamos largo rato sobre lo que representa para su pueblo la recuperación de las semillas, la cultura y la tierra. Ellos tienen claro que sin el control sobre el territorio y los recursos naturales están condenados a desaparecer.
Los pocos días compartidos con las comunidades aborígenes en Humahuaca bastaron para convencernos de que la humanidad no se puede dar el lujo de perder esos pueblos, depositarios de saberes antiguos sobre el uso y la conservación sustentable de la naturaleza, y custodios de antiguas formas de conversar con todos los seres que nos acompañan en este viaje planetario.
Junio/julio 2010
Para información adicional se pueden comunicar con Alejandra Castro, cooperante de la COAJ, en San Salvador de Jujuy, Argentina:
castroklede@gmail.com